Viaje accidentado a Martin Garcia 2015


Tres remeros del Club de Regatas América que partieron desde Tigre, tenían como destino final la Isla Martin Garcia en un doble par. 
Aquí cuentan su experiencia de ese viaje y el por qué no llegaron a destino.
Cuentan acerca de la importancia del compañerismo que debe existir entre la tripulación y ponen énfasis en el agradecimiento a gente de la isla que demostraron una vez mas su solidaridad para con la gente en problemas y que desinteresadamente los ayudaron en un momento difícil que les tocó vivir.
También aprendieron que las condiciones climáticas adversas son algo que no se pueden subestimar.

He aquí su relato:

Hola a todos!!!

Travesía a Isla Martin García

Entiendo que este video será controversial, habrá quienes digan que lo que hicimos fue algo increíble y habrá críticas negativas, para mí lo bueno es que tanto yo como mis compañeros las podamos oír y leer, significa que estamos enteros sanos y a salvo.

Esto lo publico para homenajear a todos los que nos ayudaron y a mis compañeros de travesía: Mariano Sastre y Diego García con los cuales estuvimos varias horas junto al bote hundido, preservándolo, también sus elementos, nuestras cosas personales, y por supuesto nuestras vidas, porque no decir que la embarcación nos preservó a nosotros, esto último quizás sea lo más acertado.

Lo cierto es que, lo que nos sucedió puede servir para muchos, esta experiencia hizo pensar y entender nuestras falencias para emprender una travesía larga y en Rio Abierto, ya que puede haber tormenta inesperada como esta que nos sucedió, llamada “seca”.

Aquí un relato resumido de lo sucedido:

Habíamos visto el pronóstico de vientos y oleaje, y este último sería de unos 0,3 m hasta las 18hs, nosotros teníamos pensado llegar a Martin García antes de que empiece el sudeste. Lo cierto es que inicialmente había esa altura de oleaje, pero adentrándonos en el Río de la Plata se fue incrementando hasta que averió la chubasquera y el agua que embarcábamos era demasiada, no dábamos abasto a desagotar con bomba, ni achique, ni juntos, además se nos salió el timón, que si bien lo teníamos atado, habíamos perdido el gobierno del puesto del timonel, Mariano se tiró y desde el agua lo colocó, luego subió al bote, poco tiempo después, y ya rumbo a la costa porque vimos que estábamos en problemas, el bote comenzó a zozobrar.

Ya los tres en el agua con los chalecos reglamentarios y Mariano con el del Kayak, mucho mejor este último, si lo que se necesita es movilidad, tratamos de perder la menor cantidad de cosas posibles, ya que todo flotaba y se desparramaba, luego empezamos a amarrar todo lo que se podía con cabos de proa, otro que Mariano había llevado y también con las sogas que gobiernan el timón. Nadando procedimos a empujar el bote a la costa, en un principio acercamos, pero comenzamos a derivar, luego de algunas horas en el agua el oleaje fue aumentando y cada tanto desaparecíamos debajo del mismo, todo el tiempo una mirada entre nosotros, un “estas bien” que nos propiciábamos cada tanto, aseveraba que estábamos en calma sabiendo que la situación no era la mejor, pero también entendiendo que perder los estribos no era el mejor camino.

Tal cual pasa en las películas, las pocas embarcaciones que veíamos y a las cuales les hacíamos señas con remos, salvavidas y tocando el silbato cuando las olas nos elevaban, parecía que nos habían visto o escuchado, pero al final seguían rumbo distinto a nuestro naufragio. Atardecía y un gomón con dos personas que hacía rato veíamos a lo lejos y a nuestro alrededor, pero fuera de alcance, paso algo más cerca que las anteriores, y luego de nuestros pedidos de auxilio se acercó, desde el agua Mariano y Diego fueron alcanzando parte de las cosas, las que se podían, ya que las demás estaban atadas y eran un nudo difícil, un enredo, producto del oleaje y el movimiento del río.

Estos chicos que habían ido a pescar desde el Estudiantes y Paycarabí llevaron a remolque el bote y a nosotros tomados del mismo, y con mucha prudencia llegamos a la costa y entramos en el arroyo El Diablo, (dato que ellos nos dieron, como que también que a través de él se llega al Paraná Miní) ya unos cuantos metros adentro, en una juncada hicimos pie y pudimos empezar a desagotar el bote, con un balde de 20 litros que tenían en la lancha, un achicador y hasta con las manos, los cinco sacando agua; al mismo tiempo una lancha Trucker que entraba al arroyo nos preguntó si estaba todo bien, a lo que asentimos.

Ya con la embarcación a flote y anocheciendo, les dimos infinitas gracias por habernos rescatado a los chicos del Gomón, pusimos los salvavidas en las vías de los puestos de remo dado que los carros es lo único que perdimos y empezamos a remar El Diablo, luego de algunos kilómetros prácticamente a oscuras, con Diego timoneando y alumbrando con la linterna cuando la poca claridad desaparecía producto de que la vegetación era más cerrada, vimos una luz en la costa y decidimos parar y preguntar cuanto faltaría para el Miní y Motonáutico a efectos de hacer noche.  Ni bien preguntamos nos dijeron bajen acá, (era la gente del trucker que nos habían visto en la boca del Río de la Plata y Diablo), nos proporcionaron baño caliente, ropa seca, café, comida, colchones y lugar para dormir, la verdad Julio Silva y su familia, Esteban Mamarian y Sra. Espero y deseo les llegue este testimonio y nuestro agradecimiento.

Al otro día mientras desayunábamos, Julio con la motosierra improvisó dos bancos fijos para que nos fuera más sencillo remar, el hijo le pasó la agujereadora y le pasó sogas para atarlas a las vías, luego nos acercaron con la lancha hasta el Paraná y Canal Honda, donde emprendimos a remo el regreso al club.

De todo esto resta aconsejar:

Tener VHF Marino

GPS a prueba de agua

Llevar el menor equipaje que se pueda y atado

Atar los pisos y carros del bote.

Tener dos compañeros de fierro como los que tuve en una situación extrema.

No existe la bolsa seca totalmente seca, después de horas, el agua ingresa.

Evitar río abierto, no importa tardar más, nuestro delta esta intercomunicado por ríos y arroyos menores.

Saludos a todos

Darío Raúl Pérez


 
 
 
 
 
 
 
 



1 comentario:

Unknown dijo...

Afortunadamente pueden contarlo! Siempre es bueno saber con Quién uno arma bote! Hasta el más experimentado puede tener un imprevisto! Lo importante es siempre tener en cuenta que no es nuestro medio, procurar resolver con calma. Bueno, habrá que organizar otra Martín García, esta vez con más botes! Buen porque están de regreso sanos y salvos!!!

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